Las emergencias humanitarias debido al desplazamiento masivo en Nariño han aumentado gradualmente durante los últimos tres años; 10.456 personas fueron desplazadas en 2020, 28.932 en 2021 y 34.800 en 2022, lo que disminuyó ligeramente a 31.036 en 2020. Comunidades Ava y Eperara Ciapidara en municipios como Ricaurte, Santacruz, Samaniego, Magui, Tumaco, Roberto Payan y Olaya Herrera, entre otros. Los desplazamientos masivos han sido, en varios casos, continuos y prolongados (semanas e incluso meses), afectando las capacidades de respuesta institucional. Se observaron retornos no acompañados y condiciones de seguridad que crearon riesgos de revictimización.
La falta de información sobre los acontecimientos y las víctimas en los conflictos armados prevalece debido a la ignorancia de las opciones de ayuda y al temor a posibles represalias por parte de grupos armados no estatales. Además, en las subregiones de Piedemonte Costero, Abades, Telembí, Sanquianga y Pacífico Sur, existe una sobrecarga de capacidad institucional debido a constantes eventos de desplazamiento masivo y detenciones, emergencias simultáneas, amenazas persistentes en el tiempo y falta de suficiente infraestructura económica. renovación y distribución. Recursos para planes de emergencia y prevención. De manera similar, existen preocupaciones sobre la violencia de género (VBG), los incidentes con minas terrestres, el reclutamiento, el uso y la explotación de niños y adolescentes, entre otros. Se requiere fortalecer el autogobierno de las comunidades indígenas y afrodescendientes en estrategias de defensa y autodefensa.
La Defensoría del Pueblo emitió 15 alertas tempranas entre 2020 y 2023 sobre los riesgos que enfrenta la población narino. En 2023 se emitieron dos alertas inminentes para los municipios de La Llanada, Los Andes, Linares, Santa Cruz y Samaniego, advirtiendo sobre desplazamientos, detenciones, amenazas individuales y colectivas, restricciones a la movilidad, retenes ilegales, asesinatos selectivos por razones de género. violencia, accidentes con minas y municiones sin detonar, y el reclutamiento, uso y explotación de menores en presencia e invasión de grupos armados no estatales. La situación humanitaria en Nariño se está deteriorando por factores estructurales y coyunturales. Las emergencias surgen de la variabilidad climática, los desplazamientos masivos periódicos y los embargos, junto con la comercialización de la coca y las crisis de seguridad alimentaria, las zonas de difícil acceso debido a la falta de canales de comunicación y los altos niveles de necesidades básicas insatisfechas, que desafían a las comunidades. acceso a procesos productivos, alimentación, agua potable, educación, salud y protección.